Mostrando entradas con la etiqueta televisión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta televisión. Mostrar todas las entradas

Divulgación estilo USA

  • 0
Tonteando hoy por la red me he encontrado con un programa del Science Channel que tenía buena pinta: Sci Fi Science, cuya premisa viene a ser algo así como mezclar divulgación científica con algo de ciencia ficción. Así que me he visto un par de episodios.

El look high-tech es importante

Hay que reconocerlo, los americanos tienen una forma totalmente distinta a la nuestra de hacer y vender sus programas culturales. En nuestro país, para dar algo de contenido cultural a la programación de la tele cogemos a Punset (que como todo el mundo sabe, es premio Nobel por ciencia infusa), le mandamos a entrevistar a investigadores de absolutamente cualquier rama de la ciencia, y luego lo emitimos en La 2 a las cuatro de la mañana. En USA, en cambio, montan un canal entero de televisión [1] y lo llenan de contenido espectacular.

Y por espectacular no me refiero a programas que veas y digas "Woala! Con esto ya conozco la respuesta a la vida, el universo, y todo lo demás!", sino a que convierten la divulgación en un show. Quieren comprobar cómo funciona una catapulta, y se cargan una grúa entera (minuto 1:10). Quieren ver qué es más fuerte, un rinoceronte o un elefante [2] y construyen réplicas de acero al grito de "Mi rinoceronte va a hacer trizas a tu elefante, ya lo verás!" "Ah, sí? Pues mi elefante va a poner a tu rinoceronte en órbita".

Vamos, que básicamente se dedican a gastarse un dineral jugando a hacer el cafre y luego gritan...

 Atrás, voy a intentar CIENCIA

He de decir que aunque Sci Fi Science sigue también la premisa de hacer un espectáculo de la ciencia, no se gastan tanto dinero ni hay destrucción de la propiedad ajena [3]. La receta en esta ocasión es sencilla: Sacas un tema recurrente en la ciencia ficción, se lo planteas a tu presentador, un físico teórico (Michio Kaku, uno de los desarrolladores de la teoría de cuerdas) que dice ser aficionado a la sci-fi, y le mandas a que investigue la forma de lograr lo planteado mediante la ciencia y la tecnología actuales.

Kaku se plantea los distintos problemas a solucionar para alcanzar el objetivo, y entrevista a expertos en cada una de las distintas materias implicadas, quienes le ofrecen posibles soluciones basadas en el actual estado del arte científico/tecnológico.

Una vez hecho todo esto, Kaku acepta algunas de las soluciones, pero siempre hay una o dos en la que dice "Oh, pero todo esto es muy complicado y peligroso, me voy a inventar la solución que a mí me salga de la minga!", y dicho y hecho, diseña una solución distinta a lo que le han dicho el resto de colegas, y va a preguntarle a un científico más para que le diga "Oh, sí, en efecto, eso tendría que funcionar, eres un genio, Kaku". E incorpora la idea a su solución final.

Por último, una vez llevado este proceso a lo largo de cerca de veinte minutos de programa, monta una bonita animación con estilo pseudo-científico [4] y se la presenta a un puñado de frikis disfrazados de personajes de películas de sci-fi para que opinen sobre ella. Todos sabemos que una propuesta, por muy disparatada que sea, siempre se vende mejor si después de hacerla entrevistas a un stormtrooper que diga "Gracias a esta tecnología lograremos extender el Imperio y exterminar a la Resistencia" [5].

"Y encima me pagan por hacer esto!"

El programa, en conjunto, es flojo. Lo que se cuenta es excesivamente superficial, y las soluciones finales son, si cabe, más ficticias e impracticables que las aportadas por los escritores del género literario. En concreto me ha hecho gracia un razonamiento sobre cómo terraformar Marte. El problema aquí era cómo calentar la superficie del planeta para producir dióxido de carbono y por tanto un efecto invernadero y una atmósfera similar a la terrestre. Entonces, Kaku dice:

"Una buena solución tiene que ser a la vez sencilla y elegante. Como instalar centrales nucleares en la superficie marciana es peligroso, mi solución es instalar cohetes en la parte trasera de enormes asteroides para dirigirlos hacia Júpiter, donde tomarán impulso mediante su fuerza gravitatoria para ser lanzados a gran velocidad contra la superficie de Marte. De ese modo, desencadenaremos un Armageddon en el planeta rojo que hará que su temperatura aumente."

Pues eso, sencillísimo.

En resumen, no perdáis el tiempo con este programa. La premisa es prometedora pero se queda en agua de borrajas. Para este tipo de cosas, sigo prefiriendo muy de lejos blogs como Física en la ciencia-ficción. Y en caso de que seáis unos cabezotas sin remedio y a pesar de todo queráis ver algo, aquí están los primeros capítulos de la segunda temporada.

[1] Bueno, en la TDT de España hay un "Canal Ingeniería", pero lleva en negro desde que instalamos el decodificador, así que...

[2] El equivalente no friki a "Quién es más fuerte, Superman o Batman?"

[3] Habrá quien leído esto considere que el programa ya no es divertido. Y puede que hasta tenga razón.

[4] Es importante para este tipo de presentaciones que todo objeto esté diseñado como mallas de polígonos (de modo que parezcan todos salidos del Battlezone) y cuente con un montón de fórmulas matemáticas y ondas voladoras de fondo.

[5] Algún publicista (o quien quiera que los haga) debería plantearse incluir Stormtroopers en los anuncios de la teletienda. No me digan que no venderían mucho más si dijesen que "los nuevos Cuchillos Mágicos del Chef Tony son capaces de cortar latas, madera... Y hasta el casco de un Tie-Fighter!"

Badabim! Badabam!

  • 7
Los libros de texto del colegio pesan. Y cuando tienes unos diez u once años, además, te parecen un soberano coñazo. Son textos asépticos, aburridos, llenos de datos y fórmulas que te tienes que creer porque sí. Y aunque hay muchos profesores que tratan de hacer que lo que explican sea más interesante, muchas veces es una tarea imposible. Porque asumámoslo, lo que estudias en el colegio es una obligación, y las obligaciones pocas veces son agradables. Por muy bien que te vendan el electromagnetismo, si después tienes que aprenderlo echando dos tardes resolviendo problemas en las que aplicas las fórmulas, acabas por poco más que por cogerle asco.

Yo, al igual que, estoy convencido, mucha gente de mi edad, me aficioné a la ciencia por un motivo bien distinto. Fue gracias a un programa de televisión que emitían en Telemadrid: El Mundo de Beakman.

Aquí está el culpable de todo

Beakman era el prototipo de científico loco. Desde su laboratorio totalmente repleto de cacharros, cables, luces de colores y trastos variados en general*, y vestido siempre con su bata de laboratorio verde, se dedicaba a explicar de una forma sencilla y divertida todo tipo de conceptos científico-técnicos (como qué era la fricción, las migraciones de las aves, o cómo construir un motor eléctrico). Creo que mis padres estaban encantados y aterrados a partes iguales: felices de que aprendiese a base de ver la tele, y horrorizados ante la idea de que me diese por repetir alguno de los experimentos en casa, y acabase volando algo por los aires.

Beakman tenía una ayudante que se llamaba Josie. No, espera, o era Liza... O era Phoebe? Bueno, en realidad, a lo largo de las cinco distintas temporadas que duró el programa, llegó a haber hasta tres ayudantes distintas**. Digno de la mayor paranoia de Orwell, el cambio de ayudante era prácticamente transparente. No se mencionaba, no se explicaba... La nueva ayudante aparecía, todo el mundo se comportaba como si hubiese estado allí desde siempre, y nuestras inocentes mentes (unas más que otras) no llegaban a darse cuenta de que algo había cambiado.

Aparte de ayudar ocasionalmente en los experimentos o aportar algo a un chiste de Beakman, una de las labores más importantes de JosieLizaPhoebe la ayudante era darle vueltas a un bombo lleno de cartas en las que espectadores del programa planteaban sus preguntas***. Las respuestas eran normalmente cortas, y no tardaban más de cinco minutos en dar una respuesta. Aquí en España los dobladores cambiaban totalmente el nombre y la procedencia del autor de la carta para darle un toque mucho más nacional. Si la carta originalmente venía de, pongamos, Michael Shepperton, de Ohio, aquí nos podíamos encontrar con que el remitente era Pedro Lopez, de El Ferrol. O Nancie Jones de New York se transformaba por arte de magia en Susana Hernández, de Mallorca. Y yo, que en su momento no me daba cuenta, deseando enviarle alguna carta al profesor...

Y por supuesto, estaba Lester.

Oh, sí, nena, soy sexy o no?

Lester era la rata que vivía en el laboratorio. O más bien, el tío vestido de rata que vivía en el laboratorio. Y era el personaje más carismático del programa. Con sus pintas de haber dormido entre la basura y no ducharse (ni lavar el traje) desde hace meses, su camiseta interior blanca, sus tatuajes y su reloj... Le faltaba entrar en escena fumándose un puro para ser la completa antítesis de la figura del educador. Y sin embargo, era una figura entrañable y muy divertida. El día nueve hará cuatro meses que murió Mark Ritts, el hombre bajo el disfraz. Sabías que en el episodio piloto del programa Lester era solo una marioneta controlada por Ritts, que pasó después a disfrazarse para el resto de programas?

Este actor se encargaba también de controlar la marioneta de uno de los dos pingüinos (Don y Herb) que veían el programa desde el Polo Sur. Aparecían al principio y al final del programa, en unos mini sketches que consistían en poco más que un par de frases, y de vez en cuando, intercalados a la mitad del programa. Y para redondear más la ecuación, el actor de doblaje de Herb era la voz de Bruce Willis.
- "Que hablen así de mí me deja totalmente helado, Herb."
- "Don, eres un pingüino, vives en el frío."

En definitiva, guardo un fantástico recuerdo de este programa, que es en parte responsable de que yo haya acabado dedicándome a lo que me dedico... Y me parece una pena que no se sigan haciendo programas como éste. Hace unos años (hay que ver qué lejos queda 2006 ya) Cuatro compró los derechos del programa y empezó a emitirlo, pero en un horario bastante desafortunado: a las ocho y media de la mañana. A esas horas, los chavales o están ya camino del colegio, o si están viendo la tele, lo que menos les apetece recién levantados es que les expliquen el momento lineal y el momento angular justo antes de meterse un atracón de siete horas de clase. Por otra parte, TVE trató de imitar al Mundo de Beakman con un programa llamado Leonart. La vez que lo pude ver me pareció un refrito descafeinado, extremadamente artificial, y ni la mitad de divertido que lo que el programa original fue en su momento. Y el horario era más o menos igual de malo... Qué niño pretenden que vea ciencia a las siete de la mañana?

A ver si con esto de la TDT a alguien se le ocurre hacer un canal de televisión donde programas de televisión buenos de verdad como éste se emitan en horarios lógicos. Hasta entonces, habrá que recurrir a las descargas para poder volver a disfrutar de este pedacito de cultura... O eso era malo?

* En la web del programa leo que el laboratorio estaba equipado con: 34 globos terráqueos, 36 ruedas de bicicleta,14 extintores, 5 maniquíes, 11 ventiladores eléctricos, un bosque tropical de interior, 14 lámparas de lava, 9 tostadoras, 4 máquinas de hacer palomitas de maíz, un esqueleto, 6 trofeos de bolos, 2 secadores de pelo de peluquería. ¿Quién no querría vivir en un lugar así? Aunque ya creo escuchar a mi madre de fondo diciendo "Sí, hombre, y luego para limpiarle el polvo a todo eso?"

** Lo que me hace pensar que era la ayudante la encargada de limpiar el polvo al laboratorio, no el propio Beakman. Explicaría tanta rotación de personal, y corroboraría el punto anterior.

*** Leo por ahí que el programa llegaba a recibir hasta mil cartas semanales de chavales, padres y educadores. Eso son un montón de dudas!