Los dos íbamos montados en un vagón de la línea 3 del metro de Madrid, sentados el uno frente al otro. Yo llevaba una sudadera a cuadros marrones y negros, e iba leyendo un libro cubierto con un forro hecho con un folio, varios dibujos recortados y mucha cinta adhesiva. Tú ibas frente a mí, y estabas empezando a leer 1984.
Sé que era 1984 porque era la misma edición que leí yo en su momento, de Destino Libro, con el patio lleno de escombros en la portada. Y dado que fue un libro que me marcó, la portada también se me quedó grabada en la memoria. Así que me he estado fijando un poco más y he podido comprobar que no solo abres las puertas de un mundo a partes iguales maravilloso y aterrador, o más bien maravillosamente aterrador, sino que además el libro lo has sacado de una biblioteca. Tenía el punto verde en el canto y cuando lo has abierto he podido ver fugazmente el exlibris de la biblioteca en la primera página.
Leí una vez que un libro es una herramienta para generar recuerdos compartidos. En tu caso has de saber que no sólo vas a pasar a experimentar las mismas alegrías, miedos, odios y amor que hemos vivido quienes hemos disfrutado de esa fantástica e inquietante obra de Orwell, sino que ese mismo volumen que hoy sujetabas entre tus manos ha sido el causante directo de provocar esas emociones en mucha gente antes que tú y lo será de causárselas a muchos después de ti.
Así que chica del metro de ayer... ¿Quieres dejar de doblar así el libro? ¿Por qué demonios retuerces la portada hacia atrás hasta pegarla a la contraportada arrugando la tapa y forzando la encuadernación hasta que alguna hoja se despegue? ¿No te das cuenta acaso de que las páginas amarillean ya y que, no siendo tuyo, no puedes tratarlo como se te ponga en las narices sino que tienes que hacerlo con un poco de cuidado? Por culpa de actitudes como la tuya muchos libros de las bibliotecas públicas están estropeados, subrayados, con hojas sueltas, reencuadernados una y cien veces, con trozos de hoja doblados, o directamente cayéndose a pedazos.
Probablemente 1984 te vaya a maravillar. Empezarás a leerlo, terminarás devorándolo y cuando años después recuerdes la última línea del libro se te pondrá la carne de gallina. Pero por favor, permite que después de ti muchos otros lectores puedan disfrutar como lo vas a hacer tú. Y eso sólo podrás hacerlo si cuidas ese libro que sacaste de la biblioteca y lo devuelves en las mejores condiciones posibles.
Atentamente,
Interloper
5 comentarios :
Mi libro preferido, sin duda.
Eso si, reconoce que te has fijado porque la tía no estaba buena :P
Pues si te digo la verdad, en la chica no me fijé en absoluto... Sí, debe ser que no era muy llamativa xD
Lo que le pasa es que está enamorado, ni poco llamativa ni nada...
Eso sí, ya podía ser la tía más buena del mundo, que yo a alguien que maltrata un libro (aunque sea de biblioteca) no me quiero ni acercar. Ojalá algún día la doblen a ella como ella dobló al libro.
Podría ser peor. Podría hacer eso con uno de tus libros...
Uff, si presto un libro y veo que a quien se lo he dejado lo retuerce así, se lo quito al momento y no le vuelvo a dejar ni uno en la vida!! Si yo presto un libro (o un CD, o lo que sea) lo suyo es que me lo devuelvan en las mismas condiciones en que lo han recibido!!
Y aun así, algún libro he dejado que cuando ha vuelto a mis manos (el que ha vuelto, que debo tener tres o cuatro libros en circulación por ahí que ya prácticamente doy por perdidos) estaba en bastante peor estado... Y a esa persona no le vuelvo a prestar ni uno!
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