Aquí estoy, en el pequeño pueblo de Salir de Matos, cerca de Caldas da Rainha, Portugal. He venido cuatro días con mis padres a pasar el puente, y como he tenido la suerte de contar con conexión wifi en el hotel he pensado en dejaros por aquí alguna que otra anécdota que me vayan sucediendo en estos cuatro días de viaje. Para hoy pensé en hablaros de las ocho horas de coche que me he metido para el cuerpo, de haber descubierto que existe un museo del orinal en España, o de cómo he tenido que salir corriendo detrás de un billete de 10€ llevado por el viento en medio de un peaje portugués.
Pero en vez de eso os voy a contar lo que nos ha pasado hoy en el restaurante en el que hemos comido. Hemos llegado a uno de los dos restaurantes que tiene este pequeño pueblo y, sin tener ni papa del idioma que se habla aquí, nos las hemos apañado para conseguir explicarle al camarero que queríamos cuatro cervezas y una mesa para comer. Hemos pensado que algo no les había quedado claro cuando, al instalarnos en una mesa de cuatro personas, nos han juntado una mesa más, seis sillas en total.
- "No oye, que solo somos cuatro"
- "Ah, no, es para que tengáis hueco holgado" [1]
Bueno, pues resulta que los portugueses son la leche de amables y considerados, mola. Cogemos la carta, la ojeamos, y pedimos bacalao para mis padres y secreto de cerdo para mi hermano y para mí, además de una ensalada para compartir entre los cuatro. Mientras ojeamos la carta nos traen queso, aceitunas, requesón, mantequillas, pan, paté y mostillo para ir picoteando. Vamos probando unas cosas y otras, y bajándolas con nuestras cervecitas. Y entonces nos traen los platos que hemos pedido.
Quien dice platos dice bandejas. Entre las dos raciones de secreto hay carne para saciar a tres personas. Con el bacalao podrían haber comido cuatro personas, y además incluye guarnición de patatas fritas. Cuando nos ha dejado las dos bandejas rebosantes de comida, el camarero se ha marchado... Para ir a buscar el plato repleto de más patatas fritas que harcen de acompañamiento del secreto. Nos lo deja todo encima de la mesa, y se marcha.
Para traernos dos platos más, uno de alubias con arroz y el otro de una especie de migas con huevo, pan, una especie de perejil y judías. Nos desea buen provecho, y se marcha. Mi padre alucina, mi hermano alucina y ataca el secreto, yo alucino, mi madre alucina y nos pregunta "¿Esto es la ensalada? ¿Os habéis fijado en qué ingredientes tenía? Porque esto no es una ensalada como yo la entiendo..."
Y no, efectivamente no era. La ensalada para cuatro (o lo que es lo mismo, la bandeja gigante de ensalada) venía a continuación, llenando así el último espacio de la mesa auxiliar que nos habían puesto al sentarnos... Pues al final iba a ser cierto que nos iba a hacer falta para estar a gusto, sí. Yo mantengo la teoría de que los camareros han hecho algún tipo de apuesta entre ellos y han dicho "Verás como estos, que son guiris y no se enteran de la misa a la media, si les ponemos comida para siete, ellos se la comen toda." Y han acertado.
Cuando recogen los platos mi padre pregunta por la carta de postres porque mi hermano y yo queríamos ver qué tenían. Mi madre resopla y dice que no puede más y que no va a coger nada de pos... Y aparece el camarero con una cesta de mimbre ENORME donde trae un postre de cada uno de los que tienen en el restaurante. Nosotros empezamos a sudar la gota gorda preguntándonos si será posible que, directamente, nos vayan a servir todos sin preguntar. Afortunadamente la idea del invento era que, con los postres delante, escogiésemos el nuestro... Y cuando tantas cosas apetecibles te entran por los ojos, ni mi madre ha podido resistirse a una mousse de chocolate. Y para terminar, café. ¿Precio total de la comida? 13 euros por barba.
Definitivamente, está claro: Estos portugueses no tienen mesura. Mañana Lisboa, a ver qué nos encontramos...
[1] Por supuesto, lo que dice el camarero es puramente traducción libre entre lo que realmente ha dicho, lo que ha gesticulado y lo que nosotros hemos entendido...
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Estoy hecho un Casanova
Hace ya unos cuantos meses me sucedió algo curioso en una discoteca.
Estaba yo con mis amigos tomándome unas copas y bailando un poco cuando de repente se me acercó un tío y me saludó como si me conociese de toda la vida. Le miré un momento y el caso es que me sonaba de algo. Dentro de mi cabeza sucedió una discusión más o menos como la siguiente:
Neurona 1 - "Y éste quién es? Alguien le conoce? Eh! Que si alguien conoce a éste!"
Neurona 2 - "Eh, eh! a mí me suena de algo... Sí, yo le conozco!"
- "Vale, de qué le conoces y cómo se llama?"
- "Ostias, pues eso ya sí que no..."
Neurona 3 - "Quiedo odro copazo!!"
- "Calla, copón, que estoy intentando pensar... Nah, que no caigo. Mira, tú haz como que le conoces y síguele el rollo, y yo voy pensando. Creo que es colega de esta gente..."
Dicho y hecho, le saludé, le pregunté qué tal le iba todo... Vamos, lo habitual para que llegado el momento se le escape algún dato revelador sobre su identidad o lugar que hemos tenido en común. Pero el dato no llegaba, así que a los dos minutos volví con mi gente, a lo mío. A lo largo de la noche volvimos a cruzarnos un par de veces, pero seguía sin haber forma de recordar quién demonios era.
A las cinco y media, al salir del local, me le volví a encontrar en la calle. Se me acerca, me mira y me dice:
- "Puede que suene a tópico pero... Tu cara me suena de algo."
Vale, así que él tampoco sabe de qué nos conocemos! Momento de sincerarse.
- "No te lo vas a creer pero yo llevo toda la noche pensando lo mismo. Nos conocemos de algo, pero no sé de qué!"
- "Un momento... Tú no eras compañero de clase de Serendipity en inglés el año pasado?"
Y en ese momento caí. Efectivamente, fui compañero de Serendipity en esa clase y en una ocasión que comimos juntos invitó a algunos amigos suyos, uno de los cuales era este tío.
- "Aaaaah! Es cierto! Sí, soy yo!"
Y efectivamente, era momento de sincerarse... Esta vez le tocaba a él.
- "Cómo son las cosas! Yo toda la noche intentando meterte la lengua, y resulta que eres colega de una amiga mía!"
Silencio...
- "Vale, tranquilo, tú haz como que no has oído nada! Intenta cambiar de tema!"
- "Sí, fíjate, qué curiosidad que nos hayamos encontrado y los dos seamos amigos de la misma chica..."
- "Sí, sí, qué cosas, y yo aquí, intentando liarme contigo..."
- "Está repitiendo otra vez lo mismo! Ya no podemos obviar el comentario! Código rojo! Código rojo!! Retreat! RETREAT!!"
- "Pues nada, que... que si vuelves a verla, le das un saludo de mi parte."
Me marché y ahí quedó la historia, como algo anecdótico. Pero no iba a ser el único, no... Hoy tenía que ir a hacer unas cosas a mi antigua facultad y de camino tengo que pasar por el lateral de una rotonda. Según voy andando veo que sube un coche por la carretera de la facultad y el conductor lleva gafas de sol y el pelo y la barba recortados muy muy cortos. Al momento reconozco a Tur0.
Neurona_4 [1]: "Anda! Tur0!"
El coche coge la rotonda y da una vuelta entera, como hacía TO en sus buenos tiempos con el Mini...
- "Oh, Tur0 haciendo el tonto en la rotonda como TO"
... para en el lateral de la rotonda y deja el intermitenta puesto...
- "Vaya, Tur0 quiere saludarme! Voy a ver"
... así que me acerco al coche, y me asomo por la ventanilla. Dentro, un tío que NO es Tur0...
- "Coño, que no es Tur0!"
... me dice con voz melosa:
- "Hmmm... Para dónde vas?"
Y me suelta una medio sonrisa.
Neurona 1 - "Código rojo! Código rojo!! Retreat! RETREAT!!"
- "Estooo... Te he confundido con un colega. No eres quien yo pensaba. Adios"
Me incorporo, me giro y me marcho sin mirar atras ni una sola vez, no vaya a ser que le dé por intentarlo una segunda vez.
Mierda de miopía...
[1] No vamos a echarle siempre la culpa de todo a la misma, no?
Estaba yo con mis amigos tomándome unas copas y bailando un poco cuando de repente se me acercó un tío y me saludó como si me conociese de toda la vida. Le miré un momento y el caso es que me sonaba de algo. Dentro de mi cabeza sucedió una discusión más o menos como la siguiente:
Neurona 1 - "Y éste quién es? Alguien le conoce? Eh! Que si alguien conoce a éste!"
Neurona 2 - "Eh, eh! a mí me suena de algo... Sí, yo le conozco!"
- "Vale, de qué le conoces y cómo se llama?"
- "Ostias, pues eso ya sí que no..."
Neurona 3 - "Quiedo odro copazo!!"
- "Calla, copón, que estoy intentando pensar... Nah, que no caigo. Mira, tú haz como que le conoces y síguele el rollo, y yo voy pensando. Creo que es colega de esta gente..."
Dicho y hecho, le saludé, le pregunté qué tal le iba todo... Vamos, lo habitual para que llegado el momento se le escape algún dato revelador sobre su identidad o lugar que hemos tenido en común. Pero el dato no llegaba, así que a los dos minutos volví con mi gente, a lo mío. A lo largo de la noche volvimos a cruzarnos un par de veces, pero seguía sin haber forma de recordar quién demonios era.
A las cinco y media, al salir del local, me le volví a encontrar en la calle. Se me acerca, me mira y me dice:
- "Puede que suene a tópico pero... Tu cara me suena de algo."
Vale, así que él tampoco sabe de qué nos conocemos! Momento de sincerarse.
- "No te lo vas a creer pero yo llevo toda la noche pensando lo mismo. Nos conocemos de algo, pero no sé de qué!"
- "Un momento... Tú no eras compañero de clase de Serendipity en inglés el año pasado?"
Y en ese momento caí. Efectivamente, fui compañero de Serendipity en esa clase y en una ocasión que comimos juntos invitó a algunos amigos suyos, uno de los cuales era este tío.
- "Aaaaah! Es cierto! Sí, soy yo!"
Y efectivamente, era momento de sincerarse... Esta vez le tocaba a él.
- "Cómo son las cosas! Yo toda la noche intentando meterte la lengua, y resulta que eres colega de una amiga mía!"
Silencio...
- "Vale, tranquilo, tú haz como que no has oído nada! Intenta cambiar de tema!"
- "Sí, fíjate, qué curiosidad que nos hayamos encontrado y los dos seamos amigos de la misma chica..."
- "Sí, sí, qué cosas, y yo aquí, intentando liarme contigo..."
- "Está repitiendo otra vez lo mismo! Ya no podemos obviar el comentario! Código rojo! Código rojo!! Retreat! RETREAT!!"
- "Pues nada, que... que si vuelves a verla, le das un saludo de mi parte."
Me marché y ahí quedó la historia, como algo anecdótico. Pero no iba a ser el único, no... Hoy tenía que ir a hacer unas cosas a mi antigua facultad y de camino tengo que pasar por el lateral de una rotonda. Según voy andando veo que sube un coche por la carretera de la facultad y el conductor lleva gafas de sol y el pelo y la barba recortados muy muy cortos. Al momento reconozco a Tur0.
Neurona_4 [1]: "Anda! Tur0!"
El coche coge la rotonda y da una vuelta entera, como hacía TO en sus buenos tiempos con el Mini...
- "Oh, Tur0 haciendo el tonto en la rotonda como TO"
... para en el lateral de la rotonda y deja el intermitenta puesto...
- "Vaya, Tur0 quiere saludarme! Voy a ver"
... así que me acerco al coche, y me asomo por la ventanilla. Dentro, un tío que NO es Tur0...
- "Coño, que no es Tur0!"
... me dice con voz melosa:
- "Hmmm... Para dónde vas?"
Y me suelta una medio sonrisa.
Neurona 1 - "Código rojo! Código rojo!! Retreat! RETREAT!!"
- "Estooo... Te he confundido con un colega. No eres quien yo pensaba. Adios"
Me incorporo, me giro y me marcho sin mirar atras ni una sola vez, no vaya a ser que le dé por intentarlo una segunda vez.
Mierda de miopía...
[1] No vamos a echarle siempre la culpa de todo a la misma, no?
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