Hay algunas combinaciones que son irresistibles para mí. Juegos FPS y heavy metal, pan bimbo y nocilla, un ordenador y un "Haz lo que quieras con él". Así que cuando encontré un libro ambientado en la Segunda Guerra Mundial y escrito por Steven Pressfield me faltó tiempo para comprármelo y leerlo.
Pressfield puso el listón muy alto con su primera novela, Puertas de Fuego; uno de mis libros favoritos y que Larteas definió como "una experiencia que se vive una vez en la vida". Aunque al principio me costó empezarlo (concretamente me costó cuatro intentos), una vez pasados los primeros compases acabé totalmente atrapado por la narrativa y no pude soltarlo hasta el final. Con Killing Rommel reconozco que no me ha pasado exactamente lo mismo, aunque la sensación que se me ha quedado en el cuerpo al terminar de leer ha sido muy buena.
Killing Rommel no es un retrato de grandes batallas, enfrentamientos espectaculares y momentos épicos, sino una crónica de las penurias por las que los combatientes de la campaña del desierto de la Segunda Guerra Mundial, que llegó a su momento culminante en la Segunda Batalla de El Alamein, tuvieron que pasar. Pressfield se inventa para este libro a un regimiento blindado al que impone la tarea de asesinar a Erwin Rommel. Con este hilo conductor el libro va presentando los problemas de la navegación en el desierto, las carencias, los problemas inesperados y los fallos tanto humanos como técnicos que surgen en operaciones de este tipo [1]. Aunque los personajes de Killing Rommel son inventados, no cabe la menor duda de que aquellos soldados reales que lucharon en el escenario africano se enconraron con los mismos o más problemas que los de la narración.
De este modo, y aportando datos reales sobre choques armados, especificaciones técnicas de armamento y transporte, recreando las condiciones de la guerra en los inhóspitos desiertos de Egipto, la panorámica que ofrece es soberbia. Sin embargo, con el fin de que la narración parezca realmente escrita por un verdadero veterano de guerra, Pressfield utiliza a veces demasiadas siglas cuyo significado mencionó en algún otro momento del libro pero quedaron olvidadas ya entre kilómetros de dunas. Un pequeño glosario (que el propio personaje se justifica en no añadir) no hubiese venido pero que nada mal.
Como decía antes, Killing Rommel es más un relato de las penurias de la guerra que de las grandes batallas. Pero también es un reflejo de la camaradería entre compañeros y la nobleza entre enemigos (Rommel se caracterizó siempre por respetar las "reglas del juego" y convertir la guerra en un arte). De este modo, sin apenas darte cuenta, acabas desarrollando apego por los actores principales de la obra, hasta que llegado el final, cuando cierras la última página, un pequeño escalofrío te recorre la espalda. Es un efecto curioso, porque al contrario que en Puertas de Fuego, no hay grandes frases épicas para el recuerdo, aunque sí que comparte la existencia de personajes que no se pueden calificar de otra forma que como héroes incombustibles.
Buen libro, pero demasiado enfocado a los entusiastas de la Segunda Guerra Mundial. Si no te gusta esa ambientación, es posible que Killing Rommel se te haga pesado. Si te gusta, disfrutarás como un enano.
[1] Y poniendo una vez más de relieve que ningún plan de batalla sobrevive al contacto con el enemigo.
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