Al leer el post de Entrari sobre Aire, me he quedado dándole vueltas al nombre del autor. Ryman... Ryman... Juraría que he leído algo suyo. De modo que al llegar a casa he echado un vistazo a mi biblioteca, y en efecto, ahí estaba: 253 o La Comedia del Metro. Un libro que me compré por su pretexto, que me pareció de lo más original.
Un tren del metro de Londres tiene siete vagones, y cada vagón 36 asientos. Contando al conductor, el total de asientos disponibles es 253. Con ese pretexto, La Comedia del Metro contiene doscientas cincuenta y tres fichas de otros tantos usuarios que viajan todos en el mismo tren. Para terminar de redondear la ecuación, cada ficha está escrita en… adivinen… eso es! 253 palabras!
Estas fichas se dividen en tres secciones. Para cada personaje de esta atípica obra, Ryman describe la “Apariencia”, los “Datos personales” y “Lo que hace o piensa”. De este modo, es divertido ver cómo prácticamente ninguna de las personas retratadas es lo que parece a primera vista. Como el tipo que está concentrado en la página de economía de su periódico, mientras que en realidad trata de pasar desapercibido para un compañero suyo del trabajo que viaja en el mismo vagón, o la mujer que parece inquieta porque alguien la sigue mientras que en realidad trabaja en la caridad pero inventa historias sobre un supuesto marido espía para hacerse la importante entre sus amigas.
Otro aspecto del libro es la relación entre los ocupantes del tren. Muchos de ellos están relacionados entre sí... Un trabajador que teme que le despidan, y su jefe tres vagones más allá pensando en el empleado al que quiere ascender. La dueña de una floristería, y la abogada de una multinacional que planea comprar el edificio donde está esa tienda. O los dos compañeros de trabajo de los que he hablado antes, en el mismo vagón. Pasé un buen rato mientras leía el libro porque, cada vez que aparecía un nombre en la descripción de un personaje, recorría los siete vagones a la búsqueda del nombre mencionado, por si acaso viajaba en el mismo tren. De ser así, terminaba al personaje con el que estaba, y me leía la ficha del personaje referenciado.
Y es que el orden en que se lean las fichas no afecta al desarrollo argumental, escaso por no decir inexistente. Todo lo que sucede en las páginas del libro ocurre en un intervalo de tiempo de siete minutos, no exentos de su pequeño momento dramático.
Además, para todos aquellos que dominéis el inglés, podéis encontrar la obra completa en este link. La gran ventaja de la web es que las fichas de los personajes vienen relacionadas mediante hipervínculos, de modo que en seguida podréis ir a la ficha del pasajero referido en el texto del otro. En resumen, 253 o La Comedia del Metro es un libro atípico, que se podría clasificar dentro de la narrativa experimental, pero que a un servidor le dejo un agradable sabor de boca. Y sin embargo, puedo entender perfectamente que mucha gente, acostumbrada a mecanismos narrativos más convencionales, con una historia y un desarrollo argumental elaborado, puedan considerar este libro un soberano petardo.
Lpr.
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